La semana pasada, con motivo del estreno de la película Zipi y Zape y el Club de la Canica, organizamos un concurso en redes sociales en el que podíais ganar un pack con los calcetines y las canicas de la peli. Nos habéis mandado muchas trastadas de vuestros peques, pero estas han sido las ganadoras:
Ana Santos (Madrid)
Mi hijo con cinco años, no se le ocurrió otra cosa mejor que ir con sus amigos al baño para echar una «carrera de pis» (imaginaos la idea) Claro, les pillaron. Todo el baño encharcado de pis y encima, cuando la profesora le pide explicaciones, no se le ocurre otra cosa que decir: » ¡Es que mi padre y yo jugamos a eso en casa!». ¡ ¡Tierra trágame!!
Elena Balsa (Palma de Mallorca)
La trastada más grande de mi hijo fue a los cinco años cuando salió del cole y vi que su flequillo no estaba como siempre. Se lo había cortado en clase cuando la profesora no le veía. Se lo cortó de tal manera que tuvimos que ir esa misma tarde a la peluquería para hacerle un arreglo ( ¡menudas pintas!), pero lo peor es que también cortó el pelo a unos cuantos compañeros de clase.
José Francisco Ruiz (Valencia)
Recientemente estuve en una reunión de padres en el colegio y mi hijo se quedó en el patio con unos cuantos niños más. Cuando bajé habían llenado de agua el cajón de arena del patio: aquello era un lodazal. Imaginaos cómo salió: rebozado en barro de arriba abajo. Lo más gracioso fue la cara de la madre que los había estado cuidando, cuando le pedí explicaciones.
Miguel Rueda (Badajoz)
En clase de «Conocimiento del Medio» fueron al Laboratorio para hacer sus primeras reacciones químicas, y allí mientras los compañeros de mi hijo Mario hacían las mezclas, el aprovechó para lanzar una bomba fétida. Un aire irrespirable se apoderó de la clase. Entretanto uno de los alumnos, ajeno a todo el escándalo, comenzó a mezclar lo que tenía a su alrededor. El frasco de cristal donde se realizaba la reacción cambiaba de colores y echaba humo a una velocidad impresionante. Mi hijo Mario, al ver como reaccionaba aquello pensó que su inocente broma, en principio, iba a tener un precio muy alto. Tenía la sensación de que todo aquello podría explotar. Debido a la mezcla del «aroma » de la bomba fétida de Mario y la reacción química que había producido el otro alumno, tuvieron que evacuar el laboratorio y las clases colindantes, pues corrían el peligro de asfixiarse por el humo producido. Una vez puestos a salvo y después de recuperarse del susto, recuerdo que Mario prometió que desde ese día dejaría de hacer tantas bromas pesadas y travesuras.
¡Enhorabuena a todos ellos! ¿Y tú, ya has ido a verla al cine?