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Pareja: cómo discutir saludablemente

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Todas las parejas del mundo discuten, más o menos, mejor o peor… Pero todas lo hacen. Una cosa hay que tener clara, en cualquier relación a largo plazo los conflictos son inevitables. Al final, el motivo más insignificante puede hacer que salte la chispa y que todo se descontrole. Pero, discutir no tiene por qué suponer algo negativo si se sabe cómo afrontar el conflicto de manera saludable.

Discutir es inevitable. Da igual el tiempo que se lleve de relación ya sean unos pocos meses o un par de años, tarde o temprano surgirán las discusiones de pareja. Discutir es sano para una pareja, siempre y cuando, se realice desde el respeto, podamos sacar conclusiones valiosas y nos ayude a crecer como pareja.

Claves para mantener una discusión saludable

– No te andes con rodeos. Si hay algo de la persona que te molesta sé específico. Decir lo que piensas es fundamental para mantener una comunicación sana. Confiar en que la otra persona lo adivine es imposible.

– No evites el problema. Dile aquello que te molesta lo antes posible. Evitar el problema y actuar como si nunca pasara nada, es fuente segura de problemas más adelante. Cuanto más dejes de lado la discusión, mas fuerte será esta. Aunque, si lo que ha ocurrido es altamente grave, lo mejor es dejar pasar un tiempo para que la carga emocional no interfiera en el conflicto.

– Prepara la discusión. Si ordenas tus ideas la conversación terminará siendo más fluida y evitaremos malos entendidos.

– Elige el momento. El mejor momento para mantener una discusión es aquel en el que estamos más relajados y podamos centrarnos plenamente en el tema a tratar. Para que la retroalimentación funcione en una pareja, debemos crear un ambiente propicio. Hay que fomentar un espacio de confianza, en el que la honestidad sea la norma. No basta con ser sinceros, hay que estar preparados y ser consecuentes con que nuestra pareja también lo sea, aunque esto nos duela. La critica la debemos de tomar como algo positivo, una ayuda para solucionar los conflictos. Debemos recordar que somos personas diferentes con distintos puntos de vista.

– Cuida las formas. Es fácil perder los papeles en una discusión. Debes de cuidar las formas, la manera en cómo dices las cosas, qué dices y cómo lo haces. No hagas gestos exagerados y no subas el tono de voz. Si tratamos a nuestra pareja con cariño y afecto y nos esforzamos por comprender lo que estamos sintiendo, la discusión tendrá un buen final.

– No intentes ganar la discusión. No es una competición en la que alguien debe ganar o perder. El objetivo de la discusión es siempre hacer que la relación mejore.

– Llega a un acuerdo. De poco servirá la discusión si no se llega a un acuerdo o conclusión. Hay que buscar el lado positivo. Encontrar lo que ha fallado, saber cómo evitarlo en el futuro y así, si en un futuro vuelve a ocurrir, procurar que suponga un conflicto menos grave para la pareja.

Si las discusiones no logran evitarle y la relación está en riesgo, pero ambos quieren luchar para que funcione, siempre se puede optar por terapia de pareja.

Noelia de Santiago Monteserín

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