La celiaquía o intolerancia al gluten es una de las enfermedades intestinales crónicas más comunes. Aunque el único tratamiento para la celiaquía sigue siendo una dieta libre de gluten, los últimos estudios han puesto el foco no tanto en buscar un tratamiento sino en cómo prevenir la celiaquía en bebés.
Actualmente, la celiaquía es una de las enfermedades que se presenta más habitualmente desde muy temprana edad. Los últimos datos indican que actualmente más del 3 por ciento de los jóvenes son celiacos y dos tercios de esos jóvenes aún no han recibido diagnóstico ni tratamiento. Por eso, la prevención primaria, es decir, la prevención de la celiaquía en bebés, es un importante primer paso para disminuir estos altos índices.
Un estudio de la Universidad de Umea (Suecia) señalaba a este respecto que la introducción de alimentos con gluten en bebés puede prevenir la enfermedad celíaca, que aparece con más frecuencia en el país nórdico, donde se estima que aproximadamente 150.000 personas la padecen.
El bebé no nace celiaco, se hace celiaco
Dado que la causa exacta de la enfermedad se desconoce, a veces se piensa por error que no hay forma de evitar a un bebé padecer la celiaquía en un futuro. Sin embargo, las últimas investigaciones apuntan que ningún bebé nace con la enfermedad sino que son una serie de factores genéticos y ambientales los que acaban determinando el desarrollo de la celiaquía.
– El factor genético. Aunque la celiaquía no se hereda, sí se puede heredar el riesgo de padecerla. El padre, la madre, o ambos pueden transmitir al bebé el riesgo de tener celiaquía a través de los genes, sin embargo, la predisposición genética no asegura que el niño tenga la enfermedad o la pueda desarrollar en algún momento.
– El factor ambiental. El bebé puede estar predispuesto genéticamente a padecer la enfermedad, pero es el factor ambiental, concretamente el consumo de gluten, lo que desencadena la celiaquía, por eso se cree que su introducción controlada mientras se da lactancia materna podría evitar que se manifestase más adelante.
La importancia del gluten en la lactancia materna
La prevención de la celiaquía en bebés empieza en la lactancia materna. El primer paso se centra en una introducción gradual del gluten en la alimentación del bebé a partir de los primeros cuatro meses de edad, una medida que puede conseguir que el sistema inmune no reaccione en un futuro de manera contraria cuando reconozca el gluten en el organismo.
– La leche materna lo hace posible. En repetidas ocasiones, la leche materna ha sido protagonista por sus múltiples efectos positivos para el bebé. En esta ocasión, la introducción del gluten de manera progresiva en la dieta del bebé sería posible gracias precisamente a la lactancia. La leche materna lleva linfocitos que ayudan al sistema inmune del bebé, contribuyendo a mejorar sus defensas y ejerciendo un efecto protector que hace posible al bebé la tolerancia al gluten.
De hecho, según algunos expertos (Grupo de Trabajo de Enfermedad Celiaca de la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátricas), la lactancia, gracias a su función protectora, puede hacer disminuir hasta en un 60 por ciento el riesgo de celiaquía siempre que el gluten se introduzca en la alimentación del bebé a partir de los cuatro meses de edad.
– El riesgo disminuye. Es necesario introducir el gluten progresivamente durante la lactancia materna, así, el riesgo de que un bebé desarrolle la celiaquía más adelante es menor. El sistema inmune reconoce el gluten, lo asimila y permite que el organismo del niño no lo rechace en un futuro, funcionando de manera parecida a cómo funcionaría una vacuna.
Patricia Núñez de Arenas