La educación de los hijos influye en la de sus amigos. Así lo ha demostrado un estudio reciente, que ha probado que los hijos que reciben una educación estricta pueden llegar a influir en sus amigos para que lleven a cabo ciertas acciones o eviten malas costumbres. Esto es lo que se conoce de toda la vida como buenas y malas compañías. La novedad es que ahora sabemos que la educación que damos a nuestros hijos es influenciable para los demás.
La educación en la adolescencia
La educación perfecta es aquella que combina un control y unas supervisiones adecuadas pero con la calidez, cercanía y comunicación necesaria entre padres e hijos. Cuando lo adolescentes reciben esta educación, las probabilidades de que se emborrachan, tenga un coma etílico o fumen tabaco o marihuana es mucho menor que en aquellos que reciben una educación más libertina o permisiva.
La adolescencia es una etapa en la que los jóvenes son especialmente vulnerables e influenciables. Por eso, si educamos correctamente a nuestros hijos, podrán ellos influir con su educación en aquellos amigos que son más débiles y que no actúan correctamente.
La educación y el abuso de sustancias
Es muy común entre los jóvenes el deseo de probar cosas nuevas, de tener nuevas experiencias y emociones fuertes. Muchos lo encuentran en al drogas y el alcohol, y son demasiados los que sucumben a ellos sin pensarlo y sin saber las consecuencias movidos por el entorno y los impulsos.
Además, respecto al abuso de sustancias, parece que los adolescentes se dejan influir por otras personas además de por sus padres y familiares. Por ello, las prácticas educativas que lleven a cabo los padres de los amigos de nuestros hijos también influyen y tienen que ver con el comportamiento respecto al consumo de sustancias que finalmente tenga nuestro hijo.
Los adolescentes que reciben una educación férrea saben perfectamente a lo que se enfrentan, saben cuáles son sus efectos y están decididos a no caer en ellas. Los amigos que son más influenciables e inmaduros podrán tomar ejemplo de ellos y evitar así que consuman.
Isabel González
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