Jugar a los videojuegos es una de las aficiones favoritas de los adolescentes. Pasar horas disparando a zombis o derribarando enemigos convertido en soldado es para ellos un gran entretenimiento. Pero los videojuegos, y más concretamente aquellos que tienen alto contenido de violencia, pueden afectar a su salud emocional, incrementando los sentimientos de ira y agresividad.
Otro aspecto desfavorable de los videojuegos, es la adicción que crea en los adolescentes que favorece la elevada exposición de estos a los videojuegos.
Elevada exposición de los adolescentes a los videojuegos
La industria de los videojuegos recauda más dinero al año que las películas. Esto se debe a que los adolescentes no dudan en gastarse dinero e ir renovando sus videojuegos para llegar algunos a jugar todas las tardes y más de 3 horas diarias.
Los videojuegos se han convertido en un producto adictivo por su entretenimiento. Los adolescentes pasan horas y horas frente a la pantalla, llegando a descuidar otras actividades. Aunque no hay investigaciones suficientes que demuestren que los videojuegos afectan al rendimiento académico, sí es cierto que los niños abandonan su tiempo de estudio para jugar, lo que se traduce , en bajas notas y sedentarismo, además de otros problemas de conducta.
Los videojuegos influyen emocionalmente en los adolescentes
Otro de los datos recogidos en el estudio de los videojuegos y los adolescentes ha sido la influencia emocional que producen. Estudios demuestran que los videojuegos agresivos o violentos afectan en el estado anímico de los jóvenes. Esto no significa que un juego violento genere ira o agresividad en el jugador, sino que si este adolescente tiene tendencia a la agresividad o esta colérico o enfadado, se incrementarán estas sensaciones.
Para demostrarlo, un estudio realizado por las Universidades de Málaga y Sevilla eligió a adolescentes de entre 12 y 15 años a los que sometió a varios videojuegos, uno violento y otro pacífico, relacionados con la conducción. Primero se les sometió a un cuestionario para medir sus niveles de ansiedad o de ira. Luego, les sometieron a un simulador como los de las autoescuelas, un juego pacifico, y después a uno violento. Posteriormente, se volvieron a estudiar los niveles de ira y de ansiedad.
El estudio concluyó que los videojuegos agresivos influyen más emocionalmente a aquellos adolescentes que son de mayor edad que a los que son más pequeños, y recalcó que el videojuego no hace al niño agresivo, pero sí acentúa estos sentimientos de agresividad.
Ana Vázquez Recio
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