Existen múltiples teorías sobre cómo cubrir las necesidades básicas de los bebés en los primeros años de vida. Cada pareja de papás opta por aquella que considera más adecuada para su bebé.
Pero lo importante es que pueda elegir cómo organizar el sueño o la alimentación del bebé, teniendo en cuenta las necesidades evolutivas de éste, así como de los objetivos que quiere conseguir para su desarrollo. En este sentido, existen pautas de crianza especificas que favorecen el correcto desarrollo del bebé a nivel vincula o de regulación emocional.
Los niños, como he explicado en artículos anteriores, necesitan un periodo de maduración externa, que les permita desarrollar las capacidades innatas. Pero para que este desarrollo se lleve a cabo de forma adecuada necesitamos que se den condiciones ambientales en el maternaje y paternaje que favorezcan la evolución funcional.
Algunos mamíferos como el canguro o el gorila llevan a su cría pegada al cuerpo la mayor parte del día, durante un largo periodo de gestación extrauterino. En algunas culturas, como la africana, el bebé es sostenido por la mamá mediante telas que le ayudan a permanecer pegado a su cuerpo mientras ella realiza diferentes tareas cotidianas, pudiendo mantenerse esta posición durante los primeros años de vida. Asemejándose a la situación que experimenta el bebé durante el embarazo, pero en el exterior.
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