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La leche materna promueve un mejor crecimiento de la flora intestinal

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MADRID, 29 Agosto

Investigadores de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, han descubierto que la leche materna provoca un crecimiento de la flora intestinal de los bebés diferente al que causan los preparados de leche maternizada que hace que sea más recomendable para protegerles de infecciones y enfermedades.

En concreto, y según los resultados de un estudio publicados en la revista «Current Nutrition & Food Science», han observado que fomenta la formación de flora microbiótica en el tracto intestinal, lo que permite la absorción de nutrientes y el desarrollo del sistema inmune.

«Este estudio es el primero que examina los efectos de la nutrición infantil en la forma en que las bacterias crecen», ha explicado William Parker, autor principal del estudio.

Estudios previos habían demostrado que la leche materna reduce la incidencia de infecciones por diarrea, gripe y enfermedades respiratorias durante la infancia, al tiempo que protege contra el desarrollo posterior de las alergias, la diabetes tipo 1, la esclerosis múltiple y otras enfermedades.

Pero, dado que los científicos han ampliado su conocimiento sobre el papel de flora intestinal, trataron de observar si la alimentación de los primeros meses de vida también puede ser beneficiosa para el universo microbiano del intestino.

En el estudio, los investigadores de Duke hicieron crecer bacterias en muestras de leche maternizada, leche de vaca y leche materna. Para el primer caso, los investigadores utilizaron tres marcas de cada uno de los productos más populares y leche a base de soja, y se compró la leche entera de la tienda de comestibles.

La leche materna fue donada y procesada para separar diferentes componentes, incluyendo proteínas, grasas e hidratos de carbono. También probaron una forma purificada con un anticuerpo llamado inmunoglobulina A secretora, (SIgA) que es abundante en la leche materna y ayuda a establecer el sistema inmunológico de un bebé.

Las fórmulas infantiles, los productos lácteos y la SIgA se incubaron con dos cepas de la bacteria «E. coli» necesarias para los primeros habitantes de los intestinos.

En cuestión de minutos, las bacterias comenzaron a multiplicarse en todas las muestras, pero no había una diferencia en su nivel de crecimiento.

En la leche materna, las bacterias se adhirieron entre sí para formar biopelículas –capas delgadas y adherentes de bacterias que sirven de escudo contra los patógenos y las infecciones–, mientras que las de la leche maternizada y la leche de vaca proliferaron ampliamente, pero crecieron como organismos individuales que no se unen para formar una barrera protectora.

Las bacterias en SIgA presentaron resultados mixtos, lo que sugiere que este anticuerpo por sí solo no es suficiente para desencadenar la formación de biopelículas.

«Saber cómo la leche materna transmite sus beneficios podría ser útil para conocer el desarrollo de fórmulas infantiles que mejor imitan la naturaleza», dijo Parker, avanzando que esto «podría tener un efecto a largo plazo sobre la salud de los niños que, por diversas razones, no pueden recibir leche materna».

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