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Los niños probeta tienen un 50% más de probabilidades de tener malformaciones cardiacas

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MADRID, 11, Julio

La incidencia de malformaciones cardiacas congénitas es de entre 5 y 8 casos por cada 1.000 niños recién nacidos vivos.

Sin embrago entre los niños fruto de una técnica de reproducción asistida es de entre 10 y 15 casos por cada 1.000 nacidos vivos, lo que significa que tienen un 50 por ciento más de probabilidades, según distintos estudios epidemiológicos de los que se hace eco la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

Las causas de esta mayor incidencia de anomalías cardiacas en niños nacidos gracias a una fecundación «in vitro» (FIV) con o sin inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI) no se conocen con exactitud. Asimismo, se ha observado que los defectos congénitos del corazón son de muchos tipos y de una gravedad muy variable.

Al respecto, el médico adjunto del Servicio de Cardiología Pediátrica del Hospital Materno-Infantil Vall d»Hebron, de Barcelona, la doctora Dimpna Calila Albert, destaca que «peden afectar a los tractos de salida de los vasos que salen del corazón, la arteria aorta y pulmonar, así como a la comunicación intraventricular».

Además, destaca, «hay niños a los que les falta una válvula cardiaca, otros que nacen con un solo lado del corazón (en lugar de dos) o con Tetralogía de Fallot, que son cardiopatías que incluyen estrechez de la arteria pulmonar con un orificio dentro del corazón».

En cuanto a las causas, entre las más nombradas se encuentran la edad avanzada de la madre y del padre; la esterilidad de los progenitores que ha conducido a la reproducción asistida; o a la existencia de antecedentes familiares de estas anomalías.

Asimismo, se baraja que estos problemas estén relacionados con las técnicas en sí, ya que su inseminación fuera del útero materno podría tener influencias nocivas del ambiente externo sobre el embrión; también se señalan los tratamientos hormonales de estimulación ovárica que se le administran a la madre para inducirle la producción de los ovocitos que después se fecundan con el esperma del padre.

Aunque, aclara, «la asociación entre riesgo aumentado de cardiopatías congénitas en niños fruto de una FIV u otras técnicas de reproducción asistida todavía no está suficientemente estudiada»

Hasta ahora, los estudios que se han realizado son epidemiológicos y retrospectivos, a partir de la revisión de las historias clínicas de estos casos, «pero faltan estudios para determinar las causas exactas de este mayor riesgo y estudios prospectivos, es decir, de seguimiento de los hijos fruto de una técnica de reproducción asistida desde un momento puntual en adelante», asegura.

La cirugía cardiaca de cardiopatías congénitas a corazón abierto ha experimentado «avances espectaculares» que han mejorado notablemente sus resultados, sobre todo con la cirugía neonatal. No obstante, aún se desconoce cuál es la esperanza de vida global de los pacientes intervenidos.

Sin embargo, destaca esta experta, «actualmente el 85 por ciento de los pacientes con una cardiopatía congénita llega a la vida adulta y, gracias a la cirugía cardiaca, hemos conseguido reducir la mortalidad de estos pacientes a sólo un 2 por ciento, en los casos más complejos».

«Si estas malformaciones son muy severas e incompatibles con la vida, se puede realizar una reducción del embrión o interrupción precoz del embarazo. Pero la mayoría de los casos se pueden corregir con cirugía después de nacer y, a veces, incluso antes del nacimiento, en el útero de la madre, de forma exitosa», señala Albert, tras recordar que las anomalías congénitas del corazón se pueden detectar de forma precoz, entre la semana 14 y 16 de gestación.

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