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Los hijos pequeños de padres depresivos o con problemas como alcoholismo presentan una tasa de depresión mayor

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SAN SEBASTIÁN, 4 Julio

Los niños pequeños cuyos padres tienen depresión o presentan otros problemas, como alcoholismo, presentan una tasa de depresión mayor, según ha explicado la profesora de evaluación psicológica en el departamento de Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Facultad de Educación y Psicología de la UNED, Victoria del Barrio.

Del Barrio ha hablado este lunes en San Sebastián sobre «Concepto de depresión infantil, evaluación y factores de riesgo» en los Cursos de Verano de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).

Según ha indicado, la depresión infantil se ha convertido en «un problema de primer nivel en las sociedades desarrolladas debido a la aparición de una infelicidad severa».

La experta ha señalado que esta enfermedad supone «una fuente de preocupación y pérdidas desde el punto de vista social y comunitario». Entre todas las posibles emociones negativas de la enfermedad, la ponente se ha centrado en la tristeza, ya que «es la emoción que posibilita la aparición de la depresión».

Del Barrio ha explicado que las depresiones infantiles comenzaron a diagnosticarse a partir de la década de los setenta, fecha en la que se percataron de «la complejidad e interés de lo depresivo en el infante». Además, ha destacado que «los niños están llenos de preocupaciones, su desarrollo cognitivo no les permite encontrar explicaciones a gran parte de las cosas que le ocurren», lo cual puede provocarles «sentimiento de inseguridad y conducir a emociones negativas y por lo tanto a la depresión».

La ponente también se ha referido al suicidio infantil que puede venir motivado por «intentos de venganza, dejar de ser una molestia, el abuso o maltrato o cualquier síntoma de perturbación familiar». No obstante, ha matizado que sería «incorrecto» establecer una correspondencia entre suicidio y depresión infantil.

Del Barrio ha explicado que «los intentos suicidas pueden acontecer tanto en niños deprimidos como no deprimidos, ya que la conducta suicida tiene un condicionamiento multifactorial».

Por otro lado ha apuntado a la familia como «primer factor de riesgo» que permite detectar y conocer las posibles causas de la depresión infantil. «Los factores de riesgo familiares pueden ser de tipo biológico como una enfermedad de los padres, de tipo psicológico como la muerte de un ser querido, y de tipo social como la falta de recursos económicos», ha afirmado.

Además, ha incidido en que «la existencia de problemas dentro del seno familiar es uno de los causantes más potentes del trastorno depresivo». Del Barrio ha señalado que «la tasa de depresión es mayor en los hijos de padres con este trastorno o con otros problemas como alcoholismo».

TRANSMISIÓN GENÉTICA

La ponente ha argumentado que la observación de antecedentes familiares sugiere «la hipótesis de la transmisión genética, aunque no se ha encontrado un marcador específico de depresión infantil».

Por último, ha señalado que la evaluación de la depresión en los infantes posee unas características «especiales», debido a que los niños son «incapaces de distinguir los diferentes estados de ánimo y emociones».

«Por debajo de los siete años, es difícil que un niño lea con buena compresión, por lo que las técnicas de evaluación no pueden ser cuestionarios, sino otras como la observación de la conducta real, la obtención de información a través de entrevistas, cuestionarios y escalas con adultos o exámenes con apoyo pictórico con el niño», ha finalizado.

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