SEVILLA, 25 Junio
Jesús Mellado (Madrid, 1976) es maestro y escritor y da clases de Educación Infantil en el colegio ‘Poetas Andaluces’ de Montequinto (Sevilla). Tras años investigando por qué los niños desarrollan con asombrosa facilidad ciertas habilidades complejas y tardan en aprender otras más sencillas, ha ideado un método de aprendizaje, al que ha bautizado como «pedagogía discente», en el que el alumno es el «protagonista absoluto» de su propio proceso educativo y que ayuda a «evitar el fracaso escolar».
Según ha explicado Mellado, el problema de la actual manera de enseñar es que se «sigue haciendo igual que hace 30 años, cuando la escuela se diseñó para un modelo de sociedad industrial». Por eso, y pese a que reconoce que el sistema educativo andaluz es «bueno y está bien estructurado», cree que adolece de profesorado formado para dar respuesta a las necesidades de los pequeños nativos digitales.
«Lo que hoy ofrecemos al alumnado para que aprenda es lo que a nosotros (los mayores) nos da la gana que aprendan, pero no lo que ellos quieren aprender. Esta pedagogía discente hace que los niños aprendan porque son ellos los que deciden qué quieren saber a través de una estrategia previamente diseñada, lógicamente», explica.
Así, a través de la estimulación de sus curiosidades, los pequeños evolucionan, según asegura este profesor, «a pasos agigantados» y aumentan su autoestima y conocimientos prácticos. Preguntado sobre si esta metodología –que parte de la idea de que cada niño tiene un nivel de desarrollo diferente– es factible aplicarla en la actualidad tal y como está concebida la escuela, Mellado no lo duda un segundo: «por supuesto».
No en vano, él la ha puesto en práctica en sus clases y, según dice, obtiene muy buenos resultados con el consiguiente beneplácito de las familias, que notan «enseguida» la evolución de sus hijos y hasta han llegado a notar «un cierto retroceso» cuando han pasado de etapa educativa y han vuelto a la pedagogía clásica frente a la «discente».
Esta última, basándose en las teorías constructivistas de César Coll, el aprendizaje comunicativo o la pedagogía del caracol, aplica principios de intervención pedagógica como «el empoderamiento, la libertad de elección, el buen trato, la creatividad, la colaboración, la alternancia y el amor». Unos principios que, según Mellado, los niños «aprovechan al máximo» porque «no hay otra causa del desarrollo de una persona que el interés y la interacción con el mundo físico, sobre todo en las edades más tempranas».
De ahí que este maestro insista tanto en la necesidad de que más profesores utilicen esta metodología y la Administración educativa invierta en una «formación del profesorado más creíble y con otras estrategias». «Yo siempre pongo el mismo ejemplo y es que ahora hay muchos profesores que hacen cursos de educación emocional porque está de moda y después solo hay que darte una vuelta por los pasillos de cualquier centro para ver a profesores gritando para hacer callar a sus niños o castigándolos por salirse de la fila. Es decir, haciendo todo lo contrario a lo que dicta la educación emocional», ejemplifica.
APRENDIZAJE POR EXPERIMENTACIÓN
Otra de las características de esta pedagogía es que el alumno aprende por experimentación, convirtiendo así este proceso en algo «fácil, apasionado y creativo». «Cuando una tarea, por difícil que sea, se realiza por iniciativa propia, se ponen en uso todas las capacidades, habilidades, herramientas y conocimientos necesarios para resolverla con éxito. Se desarrollan las herramientas vitales, que en definitiva son las que marcan nuestro éxito o fracaso a lo largo de nuestra vida. Unos son capaces de adaptarse al cambio y a las nuevas formas de vida y otros no», argumenta Mellado.
Para este docente, ya no tiene sentido la «educación tradicional asocial, con alumnos sentados en silencio y en filas militarmente ordenadas», por lo que apuesta por este nuevo modelo que «no requiere mayores presupuestos, pero sí un profesorado más exigente». «Yo estoy en contra de los recortes en educación, pero es verdad que lo importante no son solo los recursos. Se puede hacer mucho más con mucho menos», indica. Pero para ello, concluye, hay que conseguir «que ir al colegio sea para los niños una experiencia placentera».