Categorías:

La crisis lleva a atender 40 bebés al día en una guardería clandestina en Barcelona

Tabla de contenidos

BARCELONA, 24 Abril

Un total de 40 bebés de familias monoparentales en riesgo de exclusión social son atendidos a diario en el Racó Infantil de la Federación de Familias Monoparentales (AFM), un servicio que se ha convertido en una improvisada guardería, ante el alarmante aumento de personas que no pueden costear un centro público que atienda a sus pequeños mientras trabajan o buscan empleo.

«Estamos desbordados. La crisis ha hecho que muchas familias monoparentales, la mayoría de ellas lideradas por mujeres, no puedan permitirse una guardería pública, que cuesta unos 200 euros mensuales», ha explicado la presidenta de la AFM, Sonia Bardají, que ha avanzado que hay 180 pequeños en lista de espera, a los que no pueden atender por falta de espacio.

Bardají impulsó el Racó Infantil, situado en la calle Sant Quintí de Barcelona, hace cinco años con el objetivo de ofrecer un servicio de guarda de niños de 0 a 3 años para dar respuesta a necesidades puntuales de familias monoparentales de forma gratuita, y entonces atendía a una media de cuatro niños al día.

Pero el aumento de familias monoparentales, la crisis económica y la falta de ayudas para costear un centro público han transformado este servicio en una ‘guardería clandestina’, un pequeño espacio en el que conviven confinados bebés, educadoras, tronas, cunas y carritos.

«El momento más complicado es el mediodía, cuando todos los niños empiezan a llorar para comer», ha explicado Bardají, concretando que, aunque la mayoría de las madres llevan comida y pañales para sus hijos, la Federación cubre las necesidades básicas de los pequeños que no disponen de nada.

MUJERES SOLAS Y EN PARO

El perfil de usuarios que acude al Racó ha cambiado radicalmente desde la puesta en marcha del servicio: si antes eran mayoritariamente hijos de inmigrantes en situación de vulnerabilidad social, ahora cada vez son más los bebés de mujeres catalanas, separadas y en paro.

«Las mamás hacen lo que pueden por la alimentación de sus hijos, pero los que comen sólido, basan su dieta en el arroz y la pasta blanca, que es lo que la comida que les dan las entidades de ayuda», ha explicado Mari Mar, una de las cuidadoras del centro.

Además de déficits alimenticios, algunos de los pequeños que acuden al Racó presentan carencias afectivas e higiénicas, aunque allí se les acicala y ofrece cariño en la medida de lo que les es posible a las cuidadoras, que deben atender a 13 niños cada una.

CLAUSURA DEL LOCAL

El Ayuntamiento de la capital catalana precintó el local hace varias semanas tras comprobar que no cumplía las condiciones de espacio y salubridad necesarias para atender a los pequeños como si se tratara de una guardería, aunque sigue permitiendo su uso mientras busca un nuevo espacio.

«Hay voluntad política para encontrar un local que les permita seguir ofreciendo este servicio», han explicado fuentes de la Concejalía de Familia del consistorio, que han precisado que ya se están barajando distintas posibilidades.

Para Bardají y Mari Mar, sería importante que el nuevo espacio contara con dos clases diferenciadas –para poder separar los más pequeños de los mayores–, un pequeño patio dónde correr, lavabos acondicionados, elementos ahora inexistentes.

Otros artículos interesantes