SANTANDER, 24 Abril
Decían que los jóvenes de hoy en día nacían con la vida hecha, que nunca necesitaron pelear nada, y se los llegó a tachar de egoístas, déspotas y consentidos. Pero la cruda realidad de estos tiempos comienza a desmontar esa maraña de tópicos que no se mantiene ni en lo económico – lo tendrán mucho más difícil que sus padres-, ni en lo moral: ni son tan egoístas ni tampoco tan niños de mamá.
De hecho, comienzan a entender que son el motor hacia la recuperación, y que es preciso un cambio de aceite hacia una realidad quizá más humana, más colaborativa, menos competitiva.
Estos tres estudiantes de la Universidad de Cantabria son paradigma de esa gran verdad que sitúa a las nuevas generaciones como las mejor formadas de la historia de este país; pero tienen algo más. Mario César González, David San Miguel y Ángela Andecochea terminan sus carreras mientras dedican parte de sus horas extra académicas a entregarse a los demás en diversas acciones de voluntariado. «El siglo XXI será ético no será», escribió el autor francés Gilles Lipovetsky en un ensayo reciente. Parece que hace tiempo que ellos se percataron, y ya están dando los primeros pasos.