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La infantilización en personas mayores es «el mayor de los maltratos psicológicos»

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MADRID, 9 Abril

La infantilización en personas mayores es «el mayor de los maltratos psicológicos», ha asegurado María Esperanza Marcos Juárez, especialista en derecho sanitario de la Sociedad Española de Médicos de Residencias (SEMER), quien ha denunciado que esta práctica no este aún reconocida por la sociedad española.

La infantilización en personas mayores es una tendencia «muy frecuente» a tratar a las personas mayores «como si fuesen un bebé o un niño pequeño», mediante besos o caricias, lo que supone, a juicio de esta experta, una manera de denigrar a la persona mayor. «Pensamos que, a partir de los 65 años, retornan a la niñez», ha insistido esta experta.

Marcos Juárez ha considerado que el envejecimiento forma parte de un «proceso» vital que hay que respetar. Así, ha explicado que estas personas han estudiado y trabajado y que, por el hecho de tener una dependencia física, no tienen por qué ser tratas de esta manera. «No pueden ser tratadas como personas de segunda o como unas zapatillas a las que se les puede utilizar de la manera que le venga en gana», ha reiterado.

La experta ha lamentado que sea una forma de maltrato psicológico «tolerable socialmente» y que esté totalmente extendida. En su opinión, el anciano lo percibe con resignación y, «como depende de sus familiares, muchas veces calla y aguanta por no agravar su situación».

Esta «merma de libertad», ha proseguido, se traduce en reacciones como «cerrar los ojos cuando se les hace una pregunta», y puede derivar, incluso, en cuadros de depresión.

«Nuestros mayores se enfrentan a diario al maltrato de palabra o psicológico, que es mucho más frecuente de lo que pensamos», ha insistido esta especialista en derecho sanitario.

MALTRATOS FÍSICOS Y PSICOLÓGICOS

De las 8 millones de personas mayores de 65 años que hay en España «solamente alrededor de medio millón están en geriátricos y centros de día». Así, ha afirmado que, a pesar de que el 1 por ciento de la población ha denunciado alguna forma de maltrato, su incidencia se estima en el 12 por ciento.

En relación a las causas que desencadenan una situación de vejación, ha explicado que «puede haber una trayectoria familiar en la que la norma de cortesía es el maltrato y (…) que se empiece a maltratar por cansancio o estrés ante la cantidad de tareas que tiene que hacer», ha argumentado.

La especialista de la SEMER ha considerado, en líneas generales, que la formación del cuidador y de la sociedad en su conjunto es «clave». «Empezando desde la escuela, desde los cursos más tempranos, enseñando el proceso de envejecimiento para respetar al mayor», ha explicado.

En general, ha situado el comienzo de los maltratos al anciano «en el momento en que empieza a dejar de ser un punto de referencia en el hogar». «Cuando viene la jubilación, ahí es cuando empieza el camino del calvario de muchos mayores», ha precisado esta experta, quien ha añadido que, entonces, el familiar ya no «tiene en cuenta su opinión», al considerar que ya no puede aportar nada.

DENUNCIAR ANTE CUALQUIER ALARMA

Marcos Juárez ha señalado que existen maltratos más allá de los físicos o psicológicos, como el abuso financiero, en el que el cuidador «maneja» y «gobierna» las cuentas y, por el cual, el anciano «queda totalmente desvalijado».

Además, ha puesto por ejemplo, el maltrato institucional, en el que el sistema sanitario se decanta por una persona más joven en vez de por el mayor, ante una situación de urgencia.

En general, esta experta ha apelado a «la obligación de los españoles de poner en conocimiento si se conoce o si se tiene sospecha de algún maltrato». Así, ha insistido en que un maltrato puede consistir en una reprimenda pública, que supone al mayor «una humillación tremenda». «Pensemos que seremos mayores y en cómo nos gustaría que nos tratasen», ha apostillado.

Marcos Juárez considera que la formación que se imparte actualmente a los cuidadores «está constantemente en evolución». «Se hace un esfuerzo enorme para formarle en todos los ámbitos, para comunicar los protocolos ante un maltrato y para eliminar a las personas que lo realizan», aclara.

Por último, esta experta considera, en referencia a casos en los que geriátricos han sido denunciados por malas prácticas, que son «excepciones» y que, en general, todos los centros son vigilados e inspeccionados.

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