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Cómo actuar ante una discusión de pareja

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«Llevo muchos años intentando explicarle que hay actitudes ante la vida y modos de comportarse que no me gustan y me hacen sufrir. Estoy cansado, no parece enterarse y no cambia». La base para enfrentarse a cualquier conflicto de forma efectiva siempre es la misma: comunicar la aceptación básica de la personalidad del otro.

Por nuestra propia naturaleza, es prácticamente imposible que aceptemos consejos de nadie, a no ser que sintamos que nos comprende, es más, que nos aprecia, que nos quiere. Antes de corregir o aconsejar, es imprescindible asegurarse de que nuestra pareja se siente comprendida y aceptada.

Dos tipos de personas ante las discursiones

1.  Hay personas que por su modo de ser y la educación recibida miran a los demás con respeto. Parten de la base de que se equivocan, tienen defectos, limitaciones y cometen errores; eso es lo normal, somos así. Se dan cuenta de que ellos también irritan, se confunden, son torpes y lo disculpan casi todo.

2.  Hay otro tipo de personas que tienden a fijar la atención en lo que falta, en lo que se podía haber hecho y no se hizo, en lo que se podía haber dicho y no se dijo y se amargan la vida comentando lo que les duelen las carencias de los que les rodean.

Claves para discutir con tu pareja

En todas las discusiones, las que tienen solución y las que no, ninguno tiene toda la razón. No existe una verdad absoluta en el conflicto matrimonial, sino dos verdades subjetivas. Las perspectivas de lo que sucede y cómo sucede son muy diferentes y respetar el punto de vista del otro es la forma más fácil de solucionarlos.

– Es bueno ser capaz de saber cómo nos sentimos ante cualquier dificultad: herido, a la defensiva, enfadado, incomprendido, preocupado, indignado, solo, triste, no apreciado, criticado, con ganas de marcharme y con calma, expresarlo.

– En segundo lugar, buscar qué es lo que provoca esos sentimientos: me sentí excluido, frío, ya no era importante para él, criticado, atacado, menospreciado

– Sabiendo cuál es la causa del episodio, llega el momento de ver si esa reacción emocional está anclada en el pasado. La causa puede no ser el otro sino: heridas del pasado, tiempos difíciles o traumas, miedos o inseguridades básicas, cosas que todavía no he resuelto o he dejado de lado, cómo me trataron otras personas en el pasado, cosas que siempre he pensado de mí mismo.

– Una vez entendidas nuestras reacciones y las causas, podemos comprender que somos seres complejos cuyas acciones y reacciones están gobernadas por una amplia gama de percepciones, pensamientos, sentimientos y recuerdos. En definitiva, la realidad es subjetiva. Por eso, la perspectiva de tu pareja puede ser diferente sin que eso signifique que uno tenga razón y el otro esté equivocado.

– Para salir de estas situaciones ambos tenemos que admitir nuestra parte de responsabilidad en el problema, la discusión o el conflicto.

Las parejas que permanecen felizmente casadas durante años son capaces de disfrutar el uno del otro gracias a la fuerza del cariño y admiración mutuos. Habían aprendido a contemplar las debilidades y extrañezas de su cónyuge como partes divertidas del paquete completo de su personalidad.

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