El amor, ese sentimiento o afinidad entre las personas que ha servido de inspiración para tantas obras de arte. Esa sensación analgésica que es capaz de tapar cualquier dolor, de provocarnos efectos tan calmantes como las drogas. Es la emoción que sienten las personas por excelencia, la que crea la relación de pareja.
Este amor, como un nacimiento, crecimiento o proceso de madurez, pasa por distintas etapas de desarrollo, pudiendo abarcar ciclo más cortos o más largos. El ciclo del amor hasta que llega a consolidarse la vida en pareja está dividido en las siguientes fases.
El flechazo
En un primer instante de contacto con la otra persona ocurren una serie de cambios psicológicos y bioquímicos que se conocen como chispazo o flechazo. Aunque no conozcamos a la otra persona, nuestra imaginación vuela y empezamos a proyectar ilusiones, fantasías y deseos.
Es normal que cuando surge esta primera conexión entre dos personas, se refleje en nuestro cuerpo con algunos síntomas como mariposas en el estómago, escalofríos, nerviosismo y ansias de contacto físico.
El enamoramiento
Es la etapa en la que la pareja empieza a conocerse, surgen las primeras ilusiones y desilusiones, pero también la primera proyección de ambos como pareja, como “nosotros”. Se empiezan a dar cuenta de si realmente existe esta química inicial o no. En esta etapa el deseo sexual suele está muy presente entre ambos, es la etapa de la pasión amorosa.
La pareja estable
En esta etapa hemos conocido a quien nos acompaña, hemos marcado los límites y las pautas de la relación. Es una etapa difícil pues necesita de aceptación mutua. La sexualidad se va estabilizando y muchas veces disminuye un poco en frecuencia, pero no necesariamente en intensidad.
La confirmación
Poco a poco vamos acostúmbranos a la convivencia con la otra persona. Compartir roles, aceptar las diferencias o resolver dificultades son aspectos característicos de esta etapa. Las parejas aquí empiezan a discutir por ver quién tiene razón en algunos aspectos. A partir de esta etapa, la persona se acostumbran a estar con el otro, y es aquí cuando o bien la relación puede continuar hacia delante, acabar formando una familia y llegar juntos a la vejez o poco a poco se va a ir deteriorando para finalizar con la conclusión de que no es el amor eterno.
Ana Vázquez Recio
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