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Mojar la cama no es un drama

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Los escapes de orina por la noche son más frecuentes de lo que parece y su solución normalmente es cuestión de tiempo. Sin embargo, para el niño que los sufre pueden llegar a suponer un problema para su autoestima, por eso los padres tenemos que saber tratarlo y hacerle saber que estamos de su parte para que lo supere.

¿Por qué ocurre?

Mojar la cama por la noche, a una edad en la que se espera que ya se controle, se denomina en términos médicos como «Enuresis nocturna». Aproximadamente un 10% de los niños de 5 años, un 3% de los de 12 y un 1% de los adolescentes presentan este trastorno.

Las causas que originan este trastorno pueden ser múltiples. En primer lugar, conviene diferenciar entre aquellos casos en los que nunca hubo un control de la orina (enuresis primaria) y aquellos otros en los que tras un periodo libre del problema, al menos de entre seis meses y un año, vuelve a aparecer otra vez (enuresis secundaria); esta última puede tener un origen psicológico: celos por un hermano, ansiedad…

Igualmente las infecciones urinarias pueden predisponer a la enuresis. Por otra parte, también tiene mucho que ver el factor genético, heredado de alguno de los progenitores.

Otro motivo es el retraso en la maduración del niño, que suele repercutir en el control de la orina.

Apoyar a nuestro hijo

Lo primero que tendremos que hacer en llevarle al pediatra para que le haga un examen urológico y neurológico que descarte la causa física. Si no hay ninguna enfermedad que pueda justificar el problema, para ayudarle tomaremos una serie de actitudes.

Lo más importante: que no le riñamos ni le castiguemos cuando no consiga controlarse. Él no tiene la culpa, por lo que no debe ser objeto de enfados ni regañinas, ni permitamos que sus hermanos se rían de él. A veces, puede ser muy pesada la tarea de estar cambiando sábanas, pero no perdamos la paciencia. Procuremos tratar a nuestro hijo con cariño y paciencia sin darle demasiada importancia al problema. Cuando consiga mantenerse seco, elogiémosle y mostremos mucha alegría. Podemos hablar con él y explicarle por qué se hace pis en la cama, que no es nada grave y que le ocurre a muchos niños y niñas. Y por supuesto, vamos a dejarle claro que le ayudaremos para que pronto pueda levantarse seco.

Asimismo, debemos procurar disminuir en lo posible la preocupación y tensión del niño y conseguir hacer del momento de acostarse un instante agradable. Lo importante es que en casa reine un ambiente de absoluta normalidad. Si hacemos un drama cada vez que el niño tiene un escape, no estaremos haciendo más que empeorar la situación.

Medidas para ayudarle

Como rutina, procuraremos que el niño beba con cierta frecuencia durante el día, a la vez que reduciremos los líquidos a medida que se acerque la noche. Cuanto más líquido tome, especialmente por la mañana y por la tarde, más pipí producirá y la cantidad de orina facilitará la dilatación de la vejiga. En cambio, no debería beber más de medio vaso de agua a partir de las dos horas antes de acostarse. Después, durante el primer tercio del sueño del niño, le despertaremos y le acompañaremos al lavabo. El pequeño sentirá la presión de la vejiga llena y aprenderá a levantarse solo y a controlarse. Poco a poco, iremos comprobando si es capaz de levantarse sin ayuda.

Por otra parte, es muy recomendable que la animemos a realizar ejercicios para fortalecer el esfínter: suelto pipí, paro, cuento hasta tres; vuelvo a soltar otro poquito, paro, cuento hasta 4, etc. Y por último, elogiémosle y premiémosle cuando se levante seco. De esta forma se sentirá reforzado y deseará seguir esforzándose en no mojarse por la noche.

Para pensar

-Al acostarse, déjale ropa limpia para que se cambie solo y le indicas que se acueste a los pies de la cama después del escape.

Despertemos al niño completamente 1 ó 2 horas después de dormirse para ir al servicio. Este pequeño ritual puede ayudarle a no mojar más la cama durante la noche.

Quitemos al niño el pañal de la noche. En caso necesario pondremos un protector al colchón, pero lo importante es que nuestro hijo sienta la humedad cada vez que sufre «un escape». La incomodidad le ayudará a empezar a estar más pendiente de su necesidad de ir al cuarto de baño.

Hablemos con los hermanos sobre el problema de la enuresis. Tenemos que pedirles que ayuden a su hermano, ya que lo pasa muy mal cada vez que se hace pis. Les diremos que no le ridiculicen y que le feliciten cuando se levante seco.

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