Cuando el niño/a empieza el colegio, tendrá que abrirse a nuevas personas. Hasta ahora, los padres habíamos sido sus mejores amigos y no necesitaba a nadie más para pasarlo bien. Sin embargo, en esta etapa que comienza, el pequeño disfrutará con otros niños de su edad, sus primeros compañeros de juegos.
Empezar a tener amiguitos ahora es un paso muy importante que le permitirá entrenarse en las relaciones sociales de cara a un futuro. Pero no nos engañemos; estas amistades no sobreviven a lo largo del tiempo, ya que no es lo mismo la amistad de los cuatro o cinco años que la de la adolescencia, más sólida y madura. Mientras nuestro hijo sea pequeño, sus compañeros de juego tan sólo serán eso, compañeros con los que aprender a relacionarse y convivir.
La sociabilidad de los niños, un proceso natural
Durante esta etapa, vamos a comprobar que el comportamiento de nuestro hijo con los demás niños nunca será de dependencia, a pesar de que puedan pasar horas jugando. Veremos que aunque pase semanas sin verles, nunca les echará excesivamente de menos. Cuando vuelvan a estar juntos se pondrá muy contento y jugará con ellos como siempre. También observaremos que los empujones, peleas y malos modos son habituales entre ellos, y es que a estas edades todavía no tienen desarrollada la sensibilidad necesaria para las relaciones sociales.
La sociabilidad es un proceso natural que irá cambiando con los años. Cuando nuestro hijo llegue a la adolescencia dará los últimos pasos hacia la maduración social total. Sólo entonces será capaz de formar amistades y mantenerlas. Ya no deseará ser amigo de sus amigos para satisfacer sus propias necesidades, sino también las de los demás. Pero mientras sea pequeño, sus relaciones sociales se basarán fundamentalmente en otros aspectos como la compañía, la proximidad, los intereses comunes o las aficiones similares.
Cómo ayudarle a hacer amigos
Aunque un niño que no haya asistido a la guardería antes de los tres años, puede tener la misma socialización que otro que sí lo haya hecho. En esta parte, los padres debemos ser una gran ayuda para nuestro hijo a la hora de sociabilizarse y debemos trabajar varios puntos:
1. La comunicación: desde un primer momento debe ser fluida, dinámica y afectuosa.
2. Llevarle al parque para que se acostumbre a relacionarse con otros niños.
3. Organizar excursiones con otras familias que tengan niños de edades similares.
4. Facilitarle las relaciones, invitando a casa a sus amiguitos.
¿Por qué son tan importantes los amigos?
A lo que no debemos renunciar nunca es a que nuestro hijo tenga amigos. Es cierto que el periodo sensitivo de la amistad llegará más tarde (entre los 12 y los 15 años), pero esto no puede ser una excusa para no trabajar esta faceta de nuestros hijos. Si conseguimos que poco a poco se vayan acostumbrando a convivir, a respetar, a desarrollar y fortalecer ciertos hábitos entonces habremos allanado en gran medida el camino. Las amistades de nuestro hijo le hacen crecer como persona, además de enseñarle y educarle.
Qué hay que tener en cuenta
– El juego es un buen método para educar a nuestro hijo en la amistad y el compañerismo. Por ello, debemos procurar dedicar todos los días un cierto tiempo a esta actividad.
– No permitamos que nuestro hijo se convierta en un niño excesivamente casero. Este aislamiento podría ser perjudicial para él el día de mañana.
– Hay niños que no son tan hábiles a la hora de hacer nuevos amigos como otros. Quizá tengamos que ser nosotros los que le demos un pequeño empujoncito.
– Debemos desarrollar gradualmente su autonomía, ajustada a su edad. No hacer por el niño nada que sea capaz de llevar a cabo por él mismo.
– Es aconsejable no insistir delante de la gente si en algún momento no quiere saludar o jugar con los demás niños.
– Preguntemos a los profesores cómo se relaciona con los niños de su clase, ellos pueden ser de gran ayuda a la hora de reforzar la capacidad de nuestro hijo de adaptarse a sus nuevos compañeros.
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