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Redes sociales: cómo encontrar el equilibrio en las relaciones sociales

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Con la llegada de las redes sociales, parece que todos pueden estar conectados, pero una dualidad se extiende entre los estudiosos de este fenómeno social: ¿estamos sustituyendo las relaciones sociales por las conexiones virtuales? O ¿ha aumentado nuestras habilidades de apego y socialización y estamos más cerca los unos de los otros gracias a la tecnología y las redes sociales? 

Para hacer un buen uso de las redes sociales es esencial encontrar el equilibrio en las relaciones sociales. Y es que la tecnología está cambiando la forma en que las familias se comunican y pasan tiempo juntas. Muchas de ellas ahora tienen teléfonos inteligentes, que ofrecen un sinfín de horas de entretenimiento, redes sociales y otras distracciones.

Algunas voces dicen que la tecnología y las redes sociales están separando a las familias. Otras, por el contrario, están encantadas porque este nuevo medio, se ha convertido en una parte integral de la familia y gracias a ello están conectados permanentemente y se programan para cenar, quedar para salir, avisar si se llega tarde, y en general les aporta seguridad y tranquilidad.

Los seres humanos necesitan la conexión con otras personas y tener un sentido de pertenencia a la tribu. Numerosos estudios muestran que el apoyo social da a las personas una mayor salud mental positiva, mientras que la exclusión o la soledad, impacta de forma negativa en el individuo.

Los nativos digitales y la familia

Para las nuevas generaciones, que han nacido con el teléfono móvil y las tablets debajo del brazo, estar permanentemente conectados es un hecho cotidiano, como una extensión de su vida de la que no pueden prescindir. Para las personas de mediana edad o mayores, su uso todavía es medianamente prescindible, pues al nacer en un siglo donde esta tecnología no existía, descubren otras formas de comunicación y entretenimiento, que a las nuevas generaciones de nativos digitales les sorprenden y aburren. Algunas voces hablan incluso de adicción a las nuevas tecnologías.

No hay duda de que Internet es una manera enormemente popular, cómoda e inmediatamente gratificante de conectarse con los demás. Medios sociales como Facebook, Instagram o WhatsApp cuentan con millones de usuarios en todo el mundo. Sin duda nos ofrecen una audiencia y atención inmediata. Permite mantener el contacto diario con personas que están geográficamente lejos, y puede ayudar a combatir sentimientos de soledad.

Internet ha ofrecido a muchos, una manera conveniente de localizar, reconectar y reactivar relaciones que de otra manera podrían haberse perdido.

¿Cómo ha cambiado la forma de relacionarnos?



Muchas veces vemos familias sentadas en un restaurante y están todos conectados a los móviles. Donde antes habría una interacción sobre el lugar, lo que vamos a comer o el ambiente del lugar, ahora se transforma en una mera espera, cada uno conectado a su mundo, del que sólo se aleja para la acción de comer, como cumpliendo un trámite. Las largas sobremesas de antaño, están siendo sustituidas por conversaciones ligeras que siempre acaban enseñando un video o algo que hemos visto en la red.

Hay familias que viven mal estos cambios y en cambio para otras familias, la tecnología es el invento del siglo, pues les acerca a sus hijos, a sus intereses, ven lo que les gusta, y pueden tener conversaciones sobre ello. E incluso enseñar cosas que a los padres les interesa que los niños vean, con valores educativos, música o hábitos y costumbres de otras épocas, para que sus hijos les conozcan mejor.

Normalizar el uso de las redes sociales y de la tecnología

En el mundo cada día se mandan cuarenta y dos mil millones de mensajes por WhatsApp. Podemos decir que, a nivel de comunicación, es una revolución. La inmediatez de la llegada de los datos que mandamos, así como la respuesta inmediata que recibimos, nos ayuda a interactuar en un mundo dónde lo importante es tener la información al momento.

Es cierto que su uso indebido, para ganar en popularidad, o utilizarlo como medio de extorsión a otros como el ciberbullyng, el anonimato de Snapchat, la suplantación de identidad o el bloqueo en grupos del entorno social, puede crear ansiedad y aislamiento en las personas, y todos somos susceptibles a ello. Debemos estar atentos a las señales de cualquier enrarecimiento en el comportamiento de los niños, o de la pareja, para poder ayudarles y saber qué puede estar pasando.

Debemos entender, y hacer que los niños entiendan más que prohibirles, la insensatez de retransmitir en directo nuestra vida, porque puede ocasionar problemas de los que, cada vez con más frecuencia, debe resolver la policía, por los riesgos que comporta que alguien, no deseado, sepa todas nuestras rutinas escolares o dónde vivimos o trabajamos.

Lo cierto es que las redes sociales y la tecnología han llegado para quedarse. Y como en todo inicio, ha de pasar un tiempo hasta que las personas sepan cómo interactuar con ello de un modo que nos sea útil y gratificante, sin depender de ello.

Cómo encontrar el equilibrio entre redes y relaciones sociales

La tecnología y las redes sociales no son tan malas como las pintan ni tan buenas como nos quieren hacer creer.

Para inclur las redes sociales en nuestras vidas con sentido común y equlibrio, los expertos aconsejan:

1. Limitar los espacios de conexión dentro de casa limitando la wifi o los datos a ciertas horas.
2.  Crear horarios en los que nadie se pueda conectar: desayunos, comidas, cenas y otros eventos familiares
3.  Crear espacios de ocio familiar compartido dónde ir en bicicleta, ir a nadar, hacer juegos de mesa o cocinar, sean actividades con las que interactuamos sin tecnología a la vista.
4.  Educar con el ejemplo. Los adultos deberían revisar su correo en momentos donde los niños no vean que se está pendiente del correo electrónico o de los mensajes de las redes sociales.

Para encontrar el equilibrio perfecto cada familia debe mantener los espacios de conexión emocional con sus hijos, pues la trasmisión de valores requiere diálogo y cercanía. Si esto sólo se puede producir a través de las redes sociales o visionando fotografías o videos que les gustan, es importante crear bolsas de tiempo en las que se pueda hablar de lo visto anteriormente mientras se come en familia, sin ningún aparato conectado, por ejemplo.

Utilizar la tecnología para buscar información sobre los intereses de los niños para comentárselo después, también puede ser una forma de acercamiento y de estrechamiento de lazos, que tal vez por falta de tiempo, o por la diferencia en los intereses, no tendríamos.

Las relaciones son frágiles y hay que cuidarlas, dándoles el tiempo y la dedicación que merecen. Culpar de todos los males o de la falta de comunicación o del aislamiento que sufre la familia, a las redes sociales o la tecnología, sugiere que se debe buscar el motivo primario de la desconexión emocional que está intentando esconderse bajo el paraguas de la conexión virtual.

Roser de Tienda. Licenciada Máster en Quiropractica y Life Coach. Especializada en familia, salud, parto natural, lactancia, y coaching maternal.

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