Educar es una ciencia y un arte. Un arte porque no hay reglas fijas y cada caso es diferente, cada circunstancia única, pues las personas somos irrepetibles. Pero, a su vez, es una ciencia y como tal es necesario conocerla, estudiarla y dedicarle horas de trabajo. Nadie nace sabiendo y hoy en día la experiencia heredada de nuestros padres en el área de la educación no es suficiente. Con estas 12 ideas que ayudan a educar a los niños será más fácil.
12 consejos para educar a los niños
1. Los niños hacen lo que tú haces
Nuestros hijos nos observan para obtener las claves de cómo comportarse en el mundo, somos su modelo a imitar. Por esta razón, debemos usar nuestro propio comportamiento para guiarles. Lo que hacemos es a menudo mucho más importante de lo que imaginamos. Si buscamos que nuestro niño diga «por favor», debemos decirlo nosotros primero. Si no queremos que levante la voz, deberemos mantener también un tono de voz razonable.
2. Mantén las promesas
Cuando hacemos promesas, ya sean buenas o malas, nuestros hijos aprenden a confiar en nosotros y a respetarnos. Así que, cuando prometamos ir a dar un paseo después de que recoja sus juguetes, tendremos que estar preparados para salir de casa, en cuanto él termine con su obligación. Cuando le advertimos que nos iremos de la biblioteca si no deja de correr por los pasillos, estaremos preparados para marcharnos enseguida si continúa comportándose así. No hay ninguna necesidad de montar un escándalo.
3. Bájate a su nivel
Arrodillarse o agacharse cerca de los niños es una herramienta muy poderosa para comunicarse positivamente con ellos. Estar cerca de ellos nos permite afinar sobre lo que deben estar sintiendo o pensando. Además, les ayuda ha centrarse en lo que les decimos o preguntamos. Si nos situamos cerca y captamos su atención, no será necesario hacer que nos miren.
4. Escuchar con atención
Escuchar activamente es otra herramienta para ayudar a los niños pequeños a sobrellevar sus emociones. Ellos tienden mucho a sentirse frustrados, sobre todo si no pueden expresarse lo suficientemente bien por sí mismos para que los entendamos. De manera que, cuando les repetimos lo que nos dicen y lo que pensamos, les ayudamos a aliviar algo de su tensión y les hacemos sentirse respetados y consolados. Esto puede evitar muchas rabietas de carácter potencial.
5. Sorpréndele portándose bien
Cuando nuestro hijo se comporta como esperamos de él, podemos darle una gran respuesta positiva. Por ejemplo, «¡Qué contento estoy, te estás portando pero que muy bien!». «¡Cómo me gusta cuando guardas todos los juguetes después de jugar!». Esta actitud funciona mejor que «estar esperando» a que llegue el momento de iros a la calle y reñirle por haber dejado todo desordenado. Esta respuesta positiva a veces se suele denominar alabanza descriptiva. Un buen propósito es hacer seis comentarios positivos (alaba y anima), por cada comentario negativo (críticas y regañinas). Es bueno recordar que los niños buscan la atención negativa, si es la única alternativa para que le hagáis caso.
6. Escoge sabiamente las batallas
Antes de intervenir en algo que está haciendo vuestro hijo, preguntaros primero si hace realmente falta. Dando instrucciones y respuestas negativas sólo cuando son estrictamente necesarias, creáis menos oportunidades para el conflicto y los malos sentimientos. Las reglas son importantes, pero hay que reservarlas para las cosas importantes.
7. Hazlo sencillo y simple
Debéis darle instrucciones claras en términos simples, para que vuestro hijo sepa lo que se espera de él. Por ejemplo, «Por favor, no te sueltes de mi mano cuando cruzamos la calle».
8. Responsabilidad y consecuencias
A medida que los niños se hacen mayores, es bueno hacerles responsables de su propio comportamiento, dándoles la posibilidad de que experimenten las consecuencias naturales de su conducta. No podemos ser constantemente los malos de la película. Por ejemplo, si se olvidó de poner la tartera en su mochila, a la hora de la comida pasará hambre, una vez, porque la siguiente se preocupara de llevarla. A veces, con las mejores intenciones, hacemos demasiado por nuestros niños y no les permitimos que aprendan por sí mismos. En otras ocasiones, tendremos que hacerles ver las consecuencias de un comportamiento inaceptable, asegurándonos de que les hemos explicado las consecuencias y que ellos las han entendido.
9. Dilo una vez y sigue adelante
Dar la lata es aburrido para los padres y no funciona. Debemos evitar amenazas ociosas, pues acabarán siendo ignoradas. La mejor manera es decirles las cosas una sola vez y solo intervenir si más adelante necesitas establecer límites o sostener una regla.
10. Hazle sentir importante
A los niños les encanta poder contribuir en la familia. Podéis empezar por encargarles algunas tareas fáciles o cosas que ellos puedan hacer para desempeñar un papel importante ayudando en las tareas de la casa. Esto les hará sentirse importantes y orgullosos de echar una mano. Además les ayudan a sentirse responsables y elevarán su autoestima.
11. Anticipate a posibles conflictos
En ocasiones, no podemos atender a nuestros hijos como quisiéramos o no podemos acompañarles en alguna ocasión importante para ellos, por circunstancias ajenas a nuestro control (un viaje de negocios). En estos casos, es bueno prever de antemano estas situaciones delicadas para planificar las necesidades de vuestro hijo y explicarle el porqué necesitamos de su comprensión y colaboración. De esta manera, estarán preparados para lo que esperamos de ellos en ese momento.
12. Mantén el sentido del humor
Otra manera de reducir la tensión y los posibles conflictos es usar el humor. Tenéis que llegar a ser el monstruo amenazador de hacer cosquillas o hacer ruidos de animal, en las situaciones que lo requieran. Sin embargo, no debéis echar mano del humor sobre sus defectos, pues no les ayuda en absoluto. A los niños les duelen mucho las burlas paternales. Con las bromas tenéis que reíros todos.
Claves para reflexionar sobre la educación en familia
– Es muy bueno ayudar a los hijos a potenciar sus actitudes positivas. Elogiar actos buenos, promueven que los repitan.
– Los hábitos se adquieren mejor por medio de «actos libres repetidos con esfuerzo». Es decir, de modo consciente y queridos por quien los hace.
– Si educamos con premios y castigos, vigilándoles o con actitudes autoritarias, los hijos no actuarán con libertad, sino mediatizados.
– Ayudar a vuestros hijos para que sean deportistas y evitaréis muchos problemas en la adolescencia. Es muy bueno si pueden coincidir con alguna de vuestras aficiones.
Un buen comienzo para poner en práctica todas estas ideas, es que os sentéis juntos a considerar si la forma de educar a vuestros hijos se corresponde con una educación que potencia hábitos y virtudes o, por el contrario, los premios materiales, los castigos, la vigilancia y las reglas impuestas. Éstas deben existir, pero es mejor que sean aceptadas libremente. Escoger una idea o dos de las que te proponemos más arriba y ¡manos a la obra!
Fernando Corominas. Autor de Educar Hoy, de Editorial Palabra.
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