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Educar en futuro: una estrategia diferente

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Ideas para educar para el tuturo

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Las influencias exteriores a la familia son tan fuertes que exigen de los padres responsables una mayor preparación como educadores. Educar en futuro es preparar y enseñar a los hijos con una estrategia diferente basada en las nuevas pedagogías, que están adaptando la educación a la sociedad de hoy.

Es posible aprender a educar de forma que el futuro de nuestros hijos sea aquel por el que hemos luchado y no una consecuencia del azar. Debemos llegar antes, para que cuando las influencias exteriores pretendan asentarse en su personalidad, sean capaces de, libre y responsablemente, decir NO.

A los padres nos preocupa el futuro de nuestros hijos desde que nacen. Pero ellos viven en una sociedad diferente a la que a nosotros nos tocó vivir y debemos prepararlos para que sepan desarrollarse en su plenitud como personas en su sociedad.

Educar hoy es diferente

Los medios de comunicación han adquirido una influencia creciente y no siempre transmiten los valores que los padres queremos que vivan nuestros hijos. El ambiente, los amigos o la calle tampoco son punto de referencia que pueda imitarse. Sin embargo, estas influencias exteriores a la familia son tan fuertes, que exigen de los padres responsables una mayor preparación como educadores, y han promovido el desarrollo de «Nuevas Pedagogías» que nos aportan la ciencia que la educación necesita como complemento.

Educar hoy es necesario

Estamos viviendo una crisis de valores que nos conduce a ir poco a poco admitiendo como normales, y hasta lícitas en algunos casos, acciones que no son naturalmente buenas.

La educación de la voluntad, del ser ético y saber comportarse como una persona libre y responsable, queda enmascarada en el ambiente actual. Somos los padres, y en el seno de la familia, los que tenemos la obligación de mantener vivos y transmitir a nuestros hijos los valores sobre los cuales queremos que cimienten su personalidad.

Educar hoy es posible

Los padres debemos vencer la tentación al pesimismo y, con entusiasmo, esforzarnos por conocer todos aquellos adelantos alcanzados en la orientación familiar que nos ayudarán a conseguir mejores resultados. Con esfuerzo, dedicación y conocimiento de las «Nuevas Pedagogías» seremos capaces de convertir lo difícil en posible, lo deseable en alcanzable. Nuestros hijos se lo merecen.

Educar hoy es ciencia y arte

Educar es un arte porque cada hijo es diferente y cada circunstancia única en su vida. Pero a su vez, educar es una ciencia y como tal es necesario conocerla, estudiarla y aplicarla.

Inteligencia y voluntad

Tradicionalmente, los objetivos principales de unos padres preocupados por la educación de sus hijos eran que sacaran buenas notas o que terminaran una carrera bien considerada en el mercado laboral. El saber era el objetivo y la inteligencia el medio.

Las nuevas pedagogías superan estos objetivos y, sin infravalorarlos, se sitúan en un nivel posterior de la educación: para saber hay que querer saber.

El objetivo se centra ahora en el querer. Buscamos que nuestros hijos quieran ser estudiosos, quieran ser responsables, quieran ser constantes… Si quieren estudiar y tienen hábitos de estudio, constancia y responsabilidad, las buenas notas serán una consecuencia, hayan estado los padres o no la última semana de exámenes en casa encima del niño. El objetivo se centra ahora en el querer y la persona quiere por medio de la voluntad.

La inteligencia se desarrolla principalmente en la escuela, aunque con más intensidad en la familia durante los seis primeros años de vida (estimulación temprana).

La voluntad se educa básicamente en el seno de la familia. Los valores se adquieren en la convivencia familiar. Los padres somos, pues, los principales protagonistas en la educación de nuestros hijos.

Educar en futuro

El Director General de una empresa toma tres clases de decisiones en su trabajo:
– Para resolver los problemas que van surgiendo: PASADO
– Para cumplir el programa diario: PRESENTE
– Para establecer estrategias y planes: FUTURO

Todas son igualmente necesarias, pero las dos primeras se pueden, y deben, delegar. Preparar el futuro de la empresa es, en cambio, la función principal e indelegable de la persona vértice.

En la familia y con referencia a la educación de los hijos sucede lo mismo. Corregir a los hijos cuando hacen algo mal es educar en el pasado. Educar con el ejemplo diario y basándose en unas normas de convivencia establecidas es educar en el presente. Ambas maneras de educar, hasta el momento, eran suficientes. Hoy día, la influencia externa es más fuerte. Los padres están más tiempo fuera de casa y controlan menos esas influencias.

El tiempo que dedican a sus hijos debe ser mejor en calidad, deben emplearlo en procurar llegar antes, prever, adelantarse, es decir, educar en futuro. Los padres tenemos que reflexionar y plantearnos qué perfil de persona queremos para nuestros hijos, qué valores queremos transmitirles.

Con esta imagen en la mente, debemos descender a los hábitos que, repetidos en el tiempo, conformarán las diferentes virtudes que habrá que potenciar. Y debemos llegar antes, edificar poco a poco en nuestros hijos los valores que sólo nosotros podemos transmitirles, para que cuando las influencias exteriores pretendan asentarse en su personalidad, la puerta ya esté cerrada y sean capaces de, libre y responsablemente, decir NO. Eso es educar en futuro.

Consejos a los padres para educar en futuro

Qué debemos evitar para educar en futuro
– Ser padres que piensan más en qué harán sus hijos: (Carreras-Títulos-Idiomas), que en lo que serán: (Personas morales libres y responsables).
– Padres indulgentes con los caprichos de sus hijos. Hay que estar entrenados a decir que no.
– Padres que confían en que los buenos colegios educan por ellos.
– Padres que infravaloran el poder del ejemplo.
– Padres que lo más que hacen es dar un largo y aburrido sermón.

Qué podemos hacer para educar en futuro
– Ser conscientes del entorno cultural en que viven.
– Pensar cómo queremos que sean nuestros hijos de mayores.
– Preocuparnos de modo activo de su formación.
– Dar ejemplo de lucha por mejorar: todos los días un poco mejor.
– No vivir como simples consumidores.
– Confiar en nuestra autoridad y ejercerla.
– Dejar claro a nuestros hijos que confiamos en su integridad, pero no siempre en sus juicios.
– Confiar en ellos como personas; pero no siempre en lo que hagan.
– Enseñarles a ser agradecidos y a preocuparse de ayudar a los demás.
– Estudiar, estudiar, pero no olvidarnos de actuar.
– Ponernos al día en las ciencias y arte de educar.
– Tener confianza en el éxito.

Fernando Corominas. Presidente Emérito del Instituto Europeo de Estudios de la Educación IEEE

Más información en el libro Educar hoy. Autor Fernando Corominas.

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