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Tenemos problemas, ¿por qué tardan en solucionarse?

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Cuando los problemas de convivencia aparecen en los primeros años de casados, tenemos dos posibilidades. La primera y natural suele consistir en asustarse, desesperarse, pensar que todo va ir mal e incluso entristecerse mucho. La segunda opción es analizar que está pasando, teniendo la certeza de que lo normal es tener dificultades.

Normalmente los problemas se agrandan y tardan en solucionarse porque:

1. Tenemos la mala costumbre de echar la culpa al otro de todo lo que no va bien. No somos capaces de mirar hacia dentro y buscar las causas dentro de nosotros mismos.

2. Vemos con mucha claridad lo que echamos en falta. No somos capaces de ver lo que el otro añora.

3. Nos obcecamos con los defectos, las limitaciones y los diferentes modos de hacer las cosas. No somos capaces de respetar los modos del otro. Nos encerramos en nosotros mismos, sin expresar con cuidado lo que nos duele o lo que nos pasa, sin culpar. El encerramiento produce rabia, aislamiento e impide todavía más ver las cosas buenas, los esfuerzos. El otro se va alejando ante el desconcierto. Si el temperamento es primario, salta enseguida, se enfada, dice todo lo que se le ocurre y luego se arrepiente. Si es secundario, se calla, a veces guarda rencor y se aleja emocionalmente del otro como respuesta.

4. Otro gran error consiste en contarle a alguien de la familia lo que está pasando. Escuchan solo una versión y hacen que no seamos capaces de ver las cosas como las ve el otro.

5. Una de las razones por las que los problemas de pareja no se solucionan suele ser porque la gente joven está sometida a mucha presión. Las horas de trabajo son muchas, los salarios bajos y obligan a trabajar a los dos, el tiempo de descanso es escaso también y saltan chispas. Hay que intentar equilibrar con sentido común las horas de trabajo y de descanso y pasarlo bien juntos. Es mucho más importante de lo que los matrimonios creen.

6. Tardan en solucionarse los problemas porque no hay disposición a quitar importancia a las cosas, pasar página pronto y cuando ya hayamos conseguido un buen ambiente, entonces podremos hablar de lo que pasa. No siempre podemos expresar las dificultades cuando realmente nos gustaría. Hay que contar con las disposiciones del otro. Es más eficaz dejar que pase un poco de tiempo y tener el autocontrol de dominar las ganas aclarar las cosas.

Los acontecimientos negativos son algo temporal, modificable y localizado. A la vuelta de las vacaciones es importante tener en cuenta que necesitamos un período de adaptación.

La gratitud puede hacer que la vida sea muy feliz. Ser consciente de lo que nos descansa y nos divierte o nos da paz nos permite buscarlo siempre como un remedio ante cualquier dificultad.

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